¿Qué relación tenés con tu almohada?
Una de dos, la amás como a nada en tu vida o: Por favor, ayuda que no lográs encontrar la indicada.
Pero hay un tema especial, por el que TODOS hemos pasado, pero pocos hablamos:
¡Nuestra relación emocional con la almohada!
Para muchos de nosotros se convierte en más que un objeto, se convierte en un espacio de seguridad, en recuerdos de la niñez, en la representación del abrazo de la abuela que ya no está, en un olor tranquilizador, en un arrullo de mamá cuando estamos en un mal momento.
¡Sí! Todo eso puede ser la almohada, y esto es porque guarda recuerdos y sensaciones que vamos construyendo con el paso del tiempo. ¡Es capaz de transportarte a tus mejores años!
Entonces tenemos un consejo para vos:
¡No te deshagás de ese valor sentimental!
Hay muchísimos mitos y creencias, alrededor del tema de las almohadas, así que quiero iniciar aclarando estos puntos:
¡Los ronquitos NO son un problema que se resuelva con una almohada!
El reflujo tampoco se te quita usando una almohada más alta.
Y si has usado millones de almohadas y seguís con dolores recurrentes, entonces es mejor que busqués la raíz del problema, y sólamente un médico te podrá decir que pasa.
Ahora una almohada SÍ te funciona para:
Que durmás cómodo y delicioso.
Darle un soporte adecuado a tu cabeza.
Que tus cervicales tengan la posición correcta durante las horas de sueño.
La elección de una almohada correcta suele ser omitida, pero ¡creenos! Es tan importante como la elección de tu colchón.
Muchos de los dolores de cabeza, incomodidades de espalda y mal dormir se originan en el soporte de tu almohada durante las horas de descanso. ¡Entonces si no sentís que descansás placenteramente, es momento de que te planteés, si tu almohada tiene un poquito de culpa, ssssh, ¡sin decirle que la tiene toda!
Y nos encantaría venir hoy y decirle: Te la presento, es la almohada mágica, que te hará descansar como nunca antes. ¡Pero nunca te engañaríamos así! Porque escoger tu almohada es un tema tan personal, que decidimos hacer esta guía para acompañarte en el proceso.
¿Recordás cuando hablamos de los colchones para curvas peligrosas? Lo mismo pasa con las almohadas, para que encontrés la ideal, tenés que tomar en cuenta:
Primero, tu contextura. Así te asegurás que te favorezca físicamente a mantener tu cuerpo correctamente alineado, y no sufrás de dolores incómodos al despertar.
Segundo, tus hábitos de sueño. Todos amamos cosas diferentes a la hora de dormir, como sensaciones o temperatura. ¡Y lo importante, es que estés completamente enamorado de donde descansás!
¡Consejo colchonero! Como siempre te decimos, probá como lo harías al dormir, cuando vas a buscar tu almohada, probala de la misma forma en que la usarías naturalmente.
¡Esta es la única forma que tenés para sabe que es perfecta!
Tamaño y forma
Siempre debés buscar el tamaño que se adecue a vos, porque opciones en el mercado es lo que más hay.
Regla de oro: Buscá que el ancho de la almohada sea mayor que el de tu espalda, es decir que te sobre un poco de cada lado de los hombros, así te asegurás de un soporte completo a la hora de apoyarte. Después de ahí la altura va a depender de cómo prefieras dormir.
Estos son algunos tipos, contame de cuál team sos vos:
Suaves. Muchísimos, de verdad muchísimos, prefieren acostarse en una almohada suavecita, que sea como una nube para la cabeza.
Si es lo que te encanta a vos, entonces puede que tu opción sea: una almohada de fibra. Las cuales son muy suavecitas y ¡además, son económicas!
Duras. Y si por el contrario, necesitás un soporte un poco más duro a la hora de dormir, también tenés opciones.
Podés optar por: una almohada Ortopédica. Las cuáles van a variar según la densidad.
También podés pensar en: una almohada Viscoelástica. A nuestros clientes les encantan porque se ajusta perfecto al peso de tu cabeza. Además, tiene el súper poder de recuperar su forma rápidamente. Ok, es su tecnología, no es magia. ¡Pero a lo mejor sea tu almohada ideal!
Frescas. ¡Uno de los mayores placeres es voltear la almohada para sentir la parte fresquita durante la noche! Pero hay otro que prefieren todavía más frescura.
Si sos de esos, vas amar: una almohada con gel. Son pensadas en las personas que sudan un poquito más de lo normal, ¡sabemos lo incómodo que puede ser! Así que si pasás por eso, tomá nota para tu próxima compra.
Cuidados
No es por asustarte, ¡pero sí! La almohada al igual que tu colchón bajo mal cuidado es una piscina de sudor, bacterias, piel muerta y ácaros.
¡Ya hablamos de darle un bañito a tu colchón, hoy es turno de consentir a tu almohada!
Lo más importante que tenés que saber es que:
Las almohadas NO SE LAVAN. Es imposible lavarlas sin que pierdan su forma.
Por eso debés seguir estos consejos para conservarla y que te dure muchísimas noches:
Úsala SIEMPRE con una funda, ya que cumplirá el papel de protección contra sudor, saliva, u otras partículas que no querés que lleguen a ella.
¡Que reciba aire! Dejala respirar, al igual que tu colchón, cada vez que lavés tu ropa de cama aprovechá para dejarla que le de aire.
Aspirala. Cada cierto tiempo, podés pasarle la aspiradora para quitarle la suciedad que puede acumular.
Ahora con estas opciones más claras, es tu turno de evaluar según tus necesidades. Recordá que un descanso perfecto es el mejor regalo que te podés hacer.
Por eso siempre, antes de comprar ¡asesorate! Sacá una cita 100% gratis con nosotros, estaremos encantados de guiarte a tus dulces sueños sin ningún compromiso.
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Besitos y buenas noches 😴
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